lunes, 8 de abril de 2013

Textos de Eduardo Galeano


La función del lector 1

Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.
Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años. En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquía, y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas. Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia.
Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo.

Eduardo Galeano: El libro de los abrazos.

La información objetiva

   En los países democráticos, el deber de objetividad guía los medios masivos de comunicación.
   La objetividad consiste en difundir los puntos de vista de cada una de las partes implicadas en situaciones de conflicto.
   En los años de la guerra de Vietnam, los medios masivos de comunicación de los Estados Unidos dieron a conocer a la opinión pública la posición de su gobierno y también la posición del enemigo.
   George Bayley, curioso de estos asuntos, midió el tiempo dedicado a una y otra parte en las cadenas televisivas ABC, CBS y NBC entre 1965 y 1970: el punto de vista de la nación invasora ocupó el noventa y siete por ciento del espacio y el punto de vista de la nación invadida ocupó el tres por ciento.
   Noventa y siete a tres.
   Para los invadidos, el deber de sufrir la guerra; para los invasores, el derecho de contarla.
   La información hace la realidad, y no al revés.

                                             Eduardo Galeano: Espejos. Una historia casi universal.



Elogio de la imaginación

Hace unos años, la BBC preguntó a los niños británicos si preferían la televisión o la radio. Casi todos se pronunciaron por la televisión, lo que fue algo así como comprobar que los gatos maúllan o que los muertos no respiran. Pero entre los poquitos niños que eligieron la radio, hubo uno que explicó:
-Me gusta más la radio, porque por radio veo paisajes más lindos.
Eduardo Galeano: Patas arriba. La escuela del mundo al revés.